El móvil no le deja de vibrar. Los tipster asiáticos, expertos en deportes y apuestas, le mandan constantemente pronósticos. Por la mañana le han hecho ganar 1.500 euros apostando en los partidos de fútbol de Segunda División de Filipinas. Nos pide que le llamemos Ángel porque su profesión todavía no está bien vista. Tampoco quiere que su cara se reconozca en las fotos. "Soy una persona alegal y concedo esta entrevista porque quiero que se regularice mi oficio y poder pagar impuestos en mi país".
Ángel tiene 34 años, es ingeniero químico, vive en Madrid y en agosto va a nacer su primer hijo. "Cuando sea mayor y te pregunte a qué te dedicas, ¿Qué le vas a decir?", le preguntó su mujer hacer unos días.
Ángel en realidad es un apostador profesional de apuestas deportivas online. "A la gente con la que tengo confianza le suelo decir que vendo cosas por internet o que soy asesor. A mi madre le dije la verdad, porque me veía viajando por todo el mundo, con un alto nivel de vida y se podía pensar cualquier cosa. Quiero dejar claro que no hago nada ilegal y me gusta mi trabajo", explica.
El móvil no le deja de vibrar. En uno de sus grupos de Telegram, sus 18 compañeros, apostadores profesionales repartidos por toda España, hablan de cómo están las cuotas en los partidos de la liga rumana y rusa. Todos trabajan desde casa y cada uno es especialista en una liga de fútbol, en jugadores de Tenis de la ATP o en otros deportes como el hockey. Ángel tiene un pequeño despacho en su piso de Madrid con dos ordenadores y una Tablet.
"Hay unas tres millones de personas dadas de alta en las casas de apuestas y sólo un 10% gana dinero. Nosotros formamos parte del 5% que gana y además puede dedicarse profesionalmente a ello", cuenta mientras nos enseña a cuánto están las cuotas de la final de Copa del Rey entre el Barça y el Sevilla. Lo mira desde una casa de apuestas de la Guayana Francesa. A él, y a sus compañeros, les han echado de todas las casas de apuestas españolas. "Lo hemos denunciado varias veces ante la Dirección General del Juego y no nos hacen ni caso. Estamos vetados porque ganamos. En cambio, a los que pierden, les dan bonos para que sigan jugando. Y eso es lo que fomenta la ludopatía".
Ángel y su grupo ganan más de 100.000 euros al año cada uno en apuestas deportivas, según explican. Cuando tienen que hacer la declaración de la renta, al no tener una profesión reconocida, lo declaran como si les hubiera tocado la lotería, pagando un 49% de IRPF. "Son una barbaridad de impuestos sin recibir ninguna prestación, ni seguridad social ni figuro en ningún listado. Y ahora que no podemos apostar aquí, nos obligan a hacerlo fuera y eso no lo tenemos por qué declarar. Yo quiero tributar en mi país como cualquier otro trabajador honrado", confiesa. "La solución es que podamos darnos de alta de autónomos, ya que nuestro pagador son las casas de apuestas ".
Ahora, para apostar online en España, tiene que "contratar" a intermediarios. Amigos o familiares, que abren una cuenta a su nombre y con sus datos, pero que maneja Ángel con su dinero. "Les ofrezco siempre unos 2.000 euros por no hacer nada. Si gano, ellos lo cobran, pagan los impuestos correspondientes y me dan mi parte en negro. No quiero hacer eso, pero no me dejan otra opción", afirma.
Los primeros movimientos
Sus primeras apuestas, a pequeños niveles, 5 o 10 euros a partidos de la NBA, fueron en la universidad, mientras estudiaba Ingeniería Química. Se le daba bien y, al acabar la carrera, en plena crisis económica, no encontraba trabajo y decidió estudiar en profundidad el mundo de las apuestas deportivas y las estadísticas. Buceando por varios foros conoció a jóvenes, con estudios, que estaban en su misma situación. "Empezamos a ganar dinero muy rápido, apostando sobre todo al tenis, primero haciendo varias combinaciones con 50 euros, luego 200 y ahora con más de 1.000", explica.
Su método de trabajo es buscar pronosticadores profesionales por todo el mundo, especialistas en los deportes de sus países, llamados tipster, a los que llega pagar 1.000 euros por un pronóstico. Es el caso de Javi, un chaval veinteañero de Carabanchel, que se publicita en internet como experto en ligas nórdicas de fútbol. "Mi trabajo es estudiar todas las estadísticas de los equipos en los últimos 10 añ0s, saber las alineaciones y goles que meten los jugadores, el porcentaje de saques de esquina, de las tarjetas y también estar atento de los chivatazos que se dan por los amaños", nos explica este chico, que cobra 500 euros por cada pronóstico detallado que le piden.
Como Javi, nuestro apostador profesional tiene una red por todo el mundo de "consejeros" que le ayudan a ganar el dinero. Sabe que con esto gana mucho más que si trabajara de ingeniero. Se levanta todos los días a las ocho de las mañana y desde el sofá de su casa empieza a apostar a todo tipo de deportes, cerrando la jornada a las dos de la madrugada con la NBA.
Ángel nos enseña con su móvil algunas capturas de sus apuestas. "Trabajo 12 horas al día y no me despego nunca del teléfono. Pero me considero un privilegiado por ganar donde todo el mundo pierde. No entiendo cómo invertir en bolsa está bien visto y si soy apostador profesional no. Todo el mundo me dice que por qué quiero apostar en España, si en otros países lo puedo hacer igual sin pagar impuestos. Pero éste es mi país y creo que debo hacerlo aquí. Sólo pido que el mercado de las apuestas sea limpio".
En poco más de dos meses nacerá su hijo. Ángel tiene pensado abrir alguna franquicia de restaurantes si la situación no cambia. Ésta es la vida de un apostador profesional, al que han echado de todas las casas de apuestas por ganar, que pide que su trabajo sea valorado a nivel fiscal como otro cualquiera.
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